La honestidad es un valor moral positivo vinculado a la verdad y a la transparencia, y es lo contrario a la mentira, la falsedad y la corrupción. Ser honesto es tener una actitud acorde con la verdad en nuestras relaciones con los demás, incluyendo nuestra familia, amigos, compañeros de estudio o de trabajo, vecinos, y todas las personas con las cuales nos relacionamos de una u otra forma.
La persona que es honesta puede reconocerse, entre otras cosas por:
No debemos olvidar que los valores deben primero vivirse
personalmente, antes de exigir que los demás cumplan con nuestras expectativas.
A) Ser siempre sincero en su comportamiento, palabras y
afectos.
B) Cumplir con sus compromisos y obligaciones.
D) Aceptar sus defectos y errores, y esforzarse
por superarlos.
E) Evitar la murmuración y la crítica
destructiva que afectan negativamente a los demás.
F) Guardar discreción y seriedad ante las
confidencias personales y secretos profesionales.
Cuando alguien miente o engaña, su espíritu entra
en conflicto, la paz interior desaparece y esto es algo que los demás perciben
porque es difícil de ocultar.
Las personas deshonestas se pueden reconocer
fácilmente porque engañan a los otros para conseguir de manera abusiva un
beneficio.
Es muy probable que alguien logre engañar las
primeras veces, pero al ser descubierto será evitado por los demás o tratado
con precaución y desconfianza.
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